LA ÚNICA CASA DISEÑADA POR ZAHA HADID


            
Museos, centros culturales, estaciones de transporte, o diversas sedes institucionales, forman parte del ya conocido y extenso prontuario de obras de arquitectura diseñadas por Zaha Hadid. Pero seguramente pocos conocen la historia de la única casa diseñada por ella: la residencia Capital Hill.

Todo comenzó hace más de una década, cuando la destacada arquitecta anglo-iraquí estaba en pleno desarrollo de un proyecto residencial para Rusia. Se trataba de un encargo del reconocido empresario y promotor inmobiliario Vladislav Doronin, quien aprovechó aquella ocasión para encomendarle también el diseño de una casa en el bosque, en las afueras de Moscú.
En una primera conversación sobre el tema, ella comenzaba a hacer algunos esquemas y dibujos en papel, mientras le consultaba al cliente cómo imaginaría su casa.
El magnate ruso fue muy específico haciéndole un pedido muy particular: “Quiero despertarme por la mañana y sólo quiero ver el cielo azul. No quiero ver a ningún vecino, deseo sentirme libre”. Pero al tratarse de un terreno en la ladera de un bosque, entre abedules y pinos de 20 metros de altura, la arquitecta rápidamente le respondió: “¿Te das cuenta de que para ver el cielo tienes que estar por encima de los árboles?”.
Estas fueron las primeras palabras que dispararon la idea inicial para comenzar a proyectar esta increíble residencia.

El proceso de diseño comenzó en el año 2006 y se esperaba que la casa estuviera construida para 2010. Pero debido diversos inconvenientes relacionados a los permisos de construcción, esta obra se vio finalmente terminada en 2018 con casi ocho años de demora. Gracias a la tarea del equipo de Patrik Schumacher (quien fue su socio en el estudio) la obra pudo finalizarse dos años después de la muerte de la arquitecta. 

Esta inmensa residencia se compone de dos partes bien diferenciadas: una base de tres niveles que contiene las áreas sociales y emerge desde la propia ladera, prácticamente fundiéndose con el terreno. Y la otra, se levanta de manera escultórica sobre un delgado tallo hasta alcanzar los 22 metros de altura, para facilitar las vistas al bosque que la rodea. Esta última alberga el programa de la habitación principal, que tal como se lo solicitara el cliente, le serviría para tener una vista ininterrumpida del cielo al despertar.

Los dos elementos principales que componen la casa están vinculados entre sí por medio de tres columnas de hormigón que funcionan también como elementos estructurales. Estos ejes verticales contienen áreas técnicas y de circulación, conformadas principalmente por escaleras y un ascensor de vidrio transparente.

Las geometrías fluidas dominan el proyecto y se integran con la topografía existente, al igual que en muchas de sus obras de carácter institucional. La definición de la morfología tiene su origen en el entorno circundante, siempre con el objetivo de lograr la integración continua entre espacios interiores y exteriores.

Esta casa es, sin dudas, otra obra maestra que reafirma la genialidad creativa de Zaha Hadid, con su distinguible impronta caracterizada por la complejidad orgánica de su geometría que logra increíbles espacialidades continuas, luminosas e integradas al paisaje.
El proyecto es particularmente relevante por tratarse del único caso de residencia privada que ha desarrollado, y en este caso se incorpora de manera post-mortem a su notable legado.

Imagen © Zaha Hadid Architects
Imagen © Zaha Hadid Architects
     




Te invitamos a ver los siguientes films relacionados al legado de la célebre arquitecta, en el siguiente link:



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