Museo Xul Solar (Buenos Aires)




Nunca hubo dudas acerca de la locación. La propiedad de Xul sobre Laprida incluía tres casas. Dos hermanos Beitía (uno arquitecto, el otro escenógrafo) alquilaban las plantas bajas; el matrimonio ocupaba el único piso en alto, donde funcionaban la vivienda y el estudio. En sintonía con la idea de que todo quedara en los límites de esa familia de afecto que, con el correr del tiempo, se había forjado, el proyecto se le encomendó a Pablo, el inquilino arquitecto.

Como arquitecto y equipo, lograron realizar una intervención que incluyó la demolición de las plantas bajas, el cavado de un subsuelo y la modificación completa de la fachada, sin el desplome del piso superior –que está absolutamente intacto-, es un misterio en que quizá sea mejor evitar ahondar, porque las explicaciones lindarían con la mística –palpable, por cierto, en el lugar-. Suficiente con citar a Marta Caprotti, investigadora, miembro de la Fundación y también del círculo intimísimo del artista y su mujer: “Los obreros parecían del Pan Klub. Era todo una música.”

fuente: MUSEO XUL SOLAR, UNA OBRA DE FÉ - Texto: Sol Dellepiane A.


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